martes, 29 de mayo de 2012

Edad Media


EDAD MEDIA

Los Pueblos Germanos crean Europa

La presión que los pueblos germanos ejercieron sobre las fronteras del ImperioRomano, durante varios siglos, tuvo como consecuencia la fusión de la cultura aportada por estos pueblos con la existente en el mundo romano. Conocer cómo se

produjo esta incorporación cultural ayuda a comprender nuestra cultura actual, ya que en este hecho se pueden encontrar las bases de la civilización europeo-occidental.  Los pueblos germanos, llamados por los romanos «bárbaros», procedían del norte de Europa y fueron descendiendo, en sucesivas oleadas, hacia el Sur. Poco a poco, se situaron en los bordes exteriores del Imperio Romano. Estos pueblos tenían una organización muy diferente a la del mundo romano. Constituían pequeños grupos o tribus mandados por un jefe militar que era nombrado por una asamblea de guerreros.  La tribu se gobernaba mediante la costumbre, convertida en ley. Estos pueblos se  dedicaban fundamentalmente a la agricultura y a la ganadería, y apenas conocían la artesanía.

Sus creencias se fundaban en la adoración a las fuerzas de la naturaleza y sus  santuarios estaban en el fondo de los bosques. El dios Wotan recibía en el paraíso (Valhalla) a los guerreros muertos en combate. Durante bastante tiempo, germanos y romanos convivieron con relativa calma, pero en el año 476 d.C. invadieron Italia y el último emperador romano fue depuesto por Odoacro, uno de los jefes germánicos. Los pueblos germanos se extendieron por los territorios que pertenecían al Imperio Romano de Occidente: Galia, Hispania e Italia y formaron reinos.  En la actual Francia, la Galia romana, se asentaron los francos y constituyeron un extenso reino, cuyo primer rey fue Clodoveo (482-511 d.C.). Este se convirtió pronto al cristianismo y encontró el apoyo de la Iglesia.

Italia fue invadida por los ostrogodos, después de la caída del Imperio. Su rey más importante fue Teodorico, quien instaló su capital en Rávena e intentó imitar las formas de vida y de gobierno de los romanos. Estos pueblos fueron sustituidos más

tarde por otros nuevos invasores, llamados lombardos. La península Ibérica fue el asentamiento de diferentes pueblos desde el año 409. Los suevos, vándalos y alanos permanecieron poco tiempo, pero sometieron al país a continuos saqueos. Los visigodos penetraron en Hispania hacia el año 415, al mando de Ataulfo que actuaba como federado de Roma. A la caída del Imperio Romano, Eurico se consideró como el primer rey visigodo independiente. Alarico fue derrotado por los francos de Clodoveo en Vouillé (507), por lo que tuvieron que instalarse definitivamente en Hispania.

A mediados del siglo VIII, los francos constituyeron un importante reino, cuyo gobierno estaba en manos de los mayordomos, en los que habían delegado su autoridad los reyes francos. Fue uno de estos mayordomos, Pipino el Breve, quien inauguró la nueva dinastía carolingia con la aprobación del papa Esteban II y de los nobles francos. El hijo de Pipino, Carlos El Grande, Carlomagno, coronado rey el año 768, gobernó ya sobre un extenso territorio, y emprendió una serie de campañas de conquista contra sus vecinos: los lombardos de Italia que, por segunda vez, habían invadido las tierras

de la Iglesia, donadas por su padre al Papa; los sajones del Este, dirigidos por Widukind; los musulmanes de la península Ibérica; los bávaros; los ávaros. En el 795, había conquistado todas las tierras situadas entre la antigua Galia y las otras dos

grandes potencias: el Imperio Bizantino y el Imperio Islámico. A partir de entonces, la prudencia aconsejó a Carlomagno iniciar una política de diplomacia con sus poderosos vecinos.

El papa León III le coronó emperador el día de Navidad del año 800. Se convirtió, así,  en el primer emperador de Occidente desde el 476. Aunque el imperio de Carlomagno desapareció pronto (Tratado de Verdún del 843), el título de emperador siguió existiendo en la persona de los reyes alemanes. Fue el llamado Sacro Imperio Romano Germánico, que renació con la dinastía de los Otones (Otón I el Grande).



La obra de Carlomagno

La preocupación de Carlomagno por organizar sus extensos dominios y por el desarrollo cultural de su pueblo, fue constante. Para hacer llegar su presencia a los lugares más remotos, nombró a los missi dominici, “emisarios de su señor”, que actuaban en su nombre. Fijó las fronteras del reino con la creación de marcas, al frente de las cuales estaban los marqueses, y dividió el territorio en condados, en los que el conde era el lugarteniente del rey. En el 794, hizo de Aquisgrán la capital del reino. Su preocupación intelectual le llevó a reunir en la corte a sabios y poetas. El inglés Alcuino de York dirigió la escuela del palacio, a la que asistían los hijos del emperador y los funcionarios de la corte.


El Cristianismo

La difusión del Cristianismo comienza al interior del Imperio Romano. Hitos importantes en este evento son el Edicto de Milán (313) promulgado por Constantino quien establece la tolerancia religiosa en el Imperio Romano y el Edicto de Tesalónica (380), del emperador Teodosio quien con su edicto proporcionó las bases suficientes para que el cristianismo emergiera como religión oficial del Imperio. Con esto el paganismo comenzó a ser perseguido y la Iglesia pasó a participar en los asuntos públicos del poder temporal. Este fue el primer paso para que el cristianismo terminará siendo determinante en la conformación religiosa y cultural de Europa y logrará que su visión del mundo fuera el elemento unificador de la Europa medieval. Luego de la caída del Imperio Romano en el 476, Europa se inundo de pueblos paganos de origen indoeuropeo (germanos), posteriormente estos pueblos se convertirán al cristianismo gracias al ímpetu evangelizador de la iglesia, por lo que pese a sus desiguales desarrollos posteriores compartirán una cosmovisión común basada en su fe cristiana.

El monaquismo, se constituyó en el fenómeno más interesante de expansión y difusión  del Cristianismo al mismo tiempo fue una de las principales herramientas para la conversión de los paganos. Introducido desde Oriente a partir del siglo V, sin atenerse a una regla o patrón fijo, se difundieron diversos modelos monásticos en la Europa bárbara. Tal es el caso de la conversión del mundo celta irlandés en manos de San Patricio (389-461). Por otro lado San Benito de Nursia (480-547), en el 529 fundó el

monasterio de Casino, donde escribió su regla (534), que daría origen al código ético más importante al interior del clero regular, la regla benedictina que preconizaba un estilo monástico comunitario, moderado, práctico, alejado de los modelos ascéticos e individualistas del Oriente y de Irlanda. La comunidad monástica estaba dirigida por el abad, quien asumía las funciones de padre, admitiendo la clientela de campesinos próximos al monasterio. El monasterio se constituía en verdadero polo de atracción de la vida en la época.

El aporte cultural de la Iglesia

Como se ha esbozado este fue un período de gran trascendencia, ya que La iglesia y el cristianismo transportaron los elementos culturales germanos y romanos sincréticamente al Mundo Medieval. Algunos de los legados culturales de la iglesia son:

Las escuelas monásticas y clericales continuaron difundiendo la herencia clásica. Así los monasterios occidentales enfatizarán la educación intelectual sobre la moral como elemento indispensable para el estudio de las Sagradas

Escrituras. De ésta forma, éstas escuelas mezclan aportes literarios con la instrucción moral y religiosa.

La escolástica fue la doctrina filosófica en boga en la Edad Media, que utilizó la razón para entender la teología. La Escolástica sustentaba que la razón no se divorciaba de la fe, pues ambas procedían de Dios. En la construcción de este

movimiento religioso destaco Santo Tomás de Aquino.

Muchas Universidades fueron creadas o protegidas por la iglesia como la de Bolonia en Italia. Las Universidades permitieron el desarrollo de un tipo de enseñanza superior especialmente en teología, medicina, derecho y filosofía.

La arquitectura Románica y Gótica. El Románico surgió en Italia a finales del siglo X. Las iglesias románicas presentaban un aspecto sólido y macizo, en cuyo interior existía una luz de penumbra que reafirmaba la idea de contemplación y recogimiento. El Gótico se desarrollo desde mediados del siglo XII. La expresión clásica fue la catedral, su estructura pretendía simbolizar la fragilidad del ser humano y su relación con Dios.



La importancia política del papado

El clero ocupó un lugar privilegiado en la sociedad medieval, no sólo porque fue la institución más sólida y mejor organizada de la Edad Media sino que también por la riqueza que concentro y por el dominio que tuvo sobre la cultura.

Este poder social también se manifestó en la esfera política, el papado con el paso del tiempo pasó a ser el elemento legitimador del poder temporal de monarcas y emperadores, con lo que consiguió convertirse en un elemento central del juego político. A modo de ejemplo en el año 751 el Papa Esteban II reconoció a Pipino como rey de los Francos a cambio de protección militar. CarloMagno fue coronado emperador por el Papa León III sellando la alianza política entre el poder temporal y el espiritual. Paulatinamente el accionar político de los obispos que estaban diseminados por Europa

se fue acrecentando, iniciándose una serie de disputas con los reyes y príncipes. Ocurrió que en aquellos lugares donde el poder del monarca era más centralizado el accionar de los obispos estuvo subordinado a él, por lo que muchos gobernantes

nombraban personalmente a los obispos de sus dominios. Evidentemente que esta situación afectaba la autoridad Papal, por lo que comenzó un arduo conflicto entre los monarcas y el Papa. ¿Quién debe nombrar a los obispos? Fue en el Sacro Imperio Románico Germánico donde el conflicto entre el poder temporal y el espiritual alcanzó los niveles más álgidos, este hecho que se conoció como Querella de las Investiduras enfrentó al Papa Gregorio VII y al rey Enrique IV. El Papa desconoció la jurisdicción del rey en el nombramiento de autoridades religiosas iniciándose un largo conflicto que terminó resolviéndose por medio del Tratado de Worms en 1122, este estableció que solo la iglesia podía entregar la investidura eclesiástica.

El Islam

Arabia es una península en su mayor parte desértica, habitada hasta el siglo VI por pastores organizados en tribus, que marchaban tras sus rebaños, y por grupos de mercaderes, conductores de las caravanas que atravesaban la península. Fueron estos mercaderes, traficantes de las rutas comerciales entre el Extremo Oriente y el Mediterráneo, quienes iban a iniciar la nueva historia del pueblo árabe. En la ciudad de La Meca, situada en una encrucijada de caminos, establecieron su centro político. El santuario de la Kaaba la convirtió en un centro religioso, al que acudían miles de peregrinos para adorar la famosa «piedra negra», que la tradición árabe asociaba con el judío Abraham. Mahoma (o Mohamed) nació en La Meca, en una familia de mercaderes. En contacto con los judíos y cristianos conoció la Biblia; le impresionó la idea de una vida futura y comenzó a dar forma a una nueva religión, el Islam (sumisión a Dios), cuyos seguidores se llamaron musulmanes (creyentes).

Los pobres y los esclavos de La Meca acogieron con esperanza las palabras del profeta, pero los ricos comerciantes temieron por sus negocios, que se desarrollaban en torno a las constantes peregrinaciones. Cuando Mahoma prohibió la adoración de ídolos, los dirigentes de La Meca rechazaron la nueva doctrina. Mahoma tuvo que huir de la ciudad de Medina. Esta huida -la Hégíra-, ocurrida el 16 de julio del año 622, marca la fecha utilizada por los musulmanes como punto de partida de su calendario. Mahoma, se convirtió en el jefe político y religioso de la cada vez más numerosa comunidad árabe-musulmana.

A la muerte de Mahoma en el 632, Arabia era ya, en su mayoría, musulmana. Sus sucesores tomaron el título de califa (sucesor del Enviado de Dios) e iniciaron la expansión territorial. A mediados del siglo VII, Irak, Siria, Persia y Egipto habían sido conquistadas.

Mientras se realizaban conquistas y el botín era abundante, los árabes se mantuvieron unidos. Pero interrumpida la conquista, la anarquía se extendió por el país. Con la llegada al califato de la familia Omeya, procedente de Siria, resurgió el afán expansivo. Los nuevos califas trasladaron la capital a Damasco, en Siria, centro de los países conquistados a los bizantinos. Copiaron de éstos su modelo de organización militar y su administración territorial. Las conquistas Omeyas se dirigieron hacia tres puntos: por el Oeste, conquistaron el Norte de Africa, la península Ibérica y Sicilia; por el Este, consiguieron llegar a la India, y por el Norte, se dirigieron hacia Bizancio, que no pudieron conquistar.

En el 750, una revuelta iniciada en Persia expulsó a los Omeyas del califato. La nueva dinastía de los Abbasidas emprendió la reorganización del territorio y, bajo la influencia persa, el califato Abbasida se transformó en una monarquía oriental, con el lujo y boato propio de estos monarcas. Trasladaron la capital a Bagdad.




La doctrina Musulmana

La religión predicada por Mahoma tuvo una gran difusión entre las gentes sencillas, debido a la fácil comprensión de sus preceptos. Un sólo Dios, Alá, es el dueño del mundo, comunica a los hombres la ley y les dicta su comportamiento. La fe y la sumisión son las bases principales de la religión. Las raíces de la religión islámica hay que buscarlas en el judaísmo y en el cristianismo; la historia de Alá sigue un esquema dado en la Biblia y la preocupación por el juicio final y la salvación pesa también sobre la conciencia musulmana. Mahoma es un profeta como Jesús, Moisés o Abraham. La doctrina está contenida en el Corán, libro sagrado que contiene las predicaciones de Mahoma, recogidas por sus discípulos. Es un conjunto de creencias, obligaciones religiosas, reglas de vida social, etc., que los creyentes deben cumplir. Junto al Corán

hay otro libro, la Sunna, que contiene las vivencias y pensamientos del Profeta. La interpretación del mensaje religioso de estos libros dio origen a la aparición de dos sectas (sunnitas y shiitas) que tuvieron repercusiones políticas al apoyar

respectivamente a los Omeyas y a los Abbasidas. Los siguientes son las normas de conducta que debe cumplir todo musulmán:

Para el Islam es imprescindible orar cinco veces al día, mirando en dirección a la Meca.

El ayuno completo se practicaba en el mes sagrado de Ramadán.

La peregrinación a la Meca había de celebrarse por lo menos una vez en la vida.

La Guerra Santa se entendía como deber colectivo para conseguir que los infieles aceptaran el dominio del Islam. Fuera de la comunidad de creyentes estaban los infieles, quienes tenían dos opciones: la conversión o la esclavitud.

En otro aspecto se consolidaron prácticas cotidianas específicas en torno a la alimentación, como la prohibición de comer cerdo o bebidas alcohólicas fermentadas, y las relativas a la higiene.

La Cultura

Los árabes crearon una notable civilización, que fue capaz de incorporar elementos griegos, persas y de la India los que posteriormente lograron difundir por la península Ibérica y por el norte de África. El árabe se convirtió en la lengua literaria y común del mundo islámico, este fue un proceso relativamente rápido debido a su capacidad para sintetizar aportes culturales complejos y heterogéneos. Así se explica la multiplicación de las traducciones, la fundación de bibliotecas y la divulgación del pensamiento filosófico y científico helénico.

En el plano científico fueron difundidos nuevos elementos del álgebra y trigonometría, como el cero (de origen indio). Consiguieron sustanciales avances en cartografía, medición de meridianos y en el uso del astrolabio. Realizaron nuevas observaciones químicas y médicas. Practicaron la alquimia, desarrollaron la astrología y la magia. Su aporte científico a Europa, entre los siglos VIII al XII, fue particularmente trascendente para la estructuración de la cultura occidental.



El Feudalismo

Durante los siglos IX al XI, el occidente de Europa sufrió una última oleada de invasiones: los musulmanes atacaban por el Sur las costas del Mediterráneo, los normandos invadían las tierras ribereñas del mar del Norte (en 1066 ocuparon

Inglaterra) y los húngaros presionaban en el Este. Aunque estas invasiones tuvieron consecuencias menos graves que las provocadas por los germanos en el siglo V, contribuyeron de modo decisivo a hacer de Europa un mundo de campesinos, y de la tierra la única riqueza. En los señoríos territoriales, o feudos vivía la mayoría de los habitantes de Europa

occidental. El feudo era una gran propiedad constituida por tierras de cultivo, bosques y pastos. Pertenecía a un señor (noble o eclesiástico) y estaba dedicado a la explotación agraria por campesinos en régimen de servidumbre. El territorio del señorío estaba dividido en dos partes:

La reserva, formada por las mejores tierras y explotada directamente por el señor. En ella, se encontraban la vivienda señorial y las instalaciones de uso común: molino, horno, fragua, etc.

Los mansos eran parcelas de terreno, separadas de la reserva, que se entregaban a los campesinos para que las cultivasen durante toda su vida.

La entrega de tierras se hacía mediante un contrato (encomendación) que creaba unas obligaciones personales entre el propietario y el campesino. El señor debía al campesino protección y ayuda en épocas de hambre. El campesino debía entregar al señor parte de la cosecha o del ganado y realizar para él un trabajo personal.. Por este contrato, el campesino renunciaba a su libertad y se convertía en siervo del señor. La entrega de parte de la cosecha o de ganado (censos en especie) se realizaba en fechas determinadas: un cordero en Pascua, pollos en Navidad, etc. Las prestaciones

personales eran jornadas de trabajo en la reserva del señor: cultivar los campos, transportar mercancías, etc.

Los señoríos cultivaban todo lo que necesitaban y el comercio se redujo considerablemente, limitándose a los productos de lujo para uso de los señores y a ciertos productos de gran necesidad, como la sal.

ESTRUCTURA DE UN FEUDO

CASTILLO

TIERRAS  COMUNALES

RESERVA SEÑORIAL

ALDEA

MANSOS



El señorío jurisdiccional, apareció cuando los señores además de tener el control de la producción agraria, obtuvieron de los reyes otros derechos que antes habían ejercido sólo los monarcas. Eran el derecho para administrar justicia en sus tierras; dictar normas o reglamentos para el uso de los molinos y hornos, etc.; estos bienes, que eran propiedad del señor, debían ser utilizados por los campesinos mediante el pago de una tasa. Igualmente el señor cobraba tasas por circular por los caminos o cruzar los puentes de sus territorios. Los beneficios obtenidos de los mansos y el cobro de estas tasas constituyeron las

rentas señoriales. Muchos señores aumentaron sus rentas gracias a la roturación de bosques para crear nuevas tierras de cultivo, a la aplicación de avances técnicos en sus tierras, como el arado de vertedera, el atalaje y el uso de la herradura en los animales de tiro, y a la construcción de nuevos molinos, hornos, caminos, etc. Los campesinos, al solicitar la protección del señor, renunciaban prácticamente a su libertad. Solamente los dispuestos a servir al señor con las armas podían dejar a salvo su libertad personal. Se convertían en sus vasallos: a cambio de su ayuda militar, el señor les entregaba un feudo (tierra) para que viviesen de él y para que sirviera de garantía de la prestación del servicio de armas al que se obligaban. Así, el lazo personal de dependencia, que unía a un hombre con otro, incluía también la propiedad de la tierra, ya que si no cumplía la prestación era desposeído de ella. Este sistema (tierra a cambio de defensa armada, grandes derechos sobre las personas y lazos personales que ligaban a señores y vasallos) fue la base de lo que se ha llamado feudalismo.

                                                    SEÑOR  FEUDAL

•PROTECCIÓN:

ECONÓMICA

MILITAR

         VASALLO        

•AYUDA

•CONSEJO

•PAGO IMPUESTOS

•TRABAJO

LAS RELACIONES FEUDALES

La encomendación o vasallaje era el lazo de unión entre señor y vasallo, que expresaba las obligaciones de ambos. El vasallo debía a su señor fidelidad y dos prestaciones: el «auxilium» o servicio militar, que consistía en acudir con sus

caballeros armados en ayuda del señor cuando éste lo requiriese, y el «consilium» que obligaba al vasallo a acudir a la casa del señor cuando era convocado para aconsejarle y, sobre todo, para participar en la administración de justicia. Con el tiempo, las reuniones se redujeron a tres, que coincidían con las fiestas de Navidad, Pascua y Pentecostés. En definitiva, ambas prestaciones obligaban al vasallo a colaborar en la administración, la justicia y el ejército del señor.

En contrapartida, las obligaciones del señor para con el vasallo eran la fidelidad y la

protección: debía acudir en defensa de su vasallo siempre que fuese injustamente atacado, defenderle en los juicios y garantizarle la posesión del feudo para su manutención. Cuando el vasallo no cumplía, era declarado infiel (felón) y se le

castigaba, si el caso era grave, con la pérdida del feudo. Por el contrario, si el señor no cumplía los compromisos podía ser desafiado, es decir, el vasallo podía retirarle la fidelidad.

El sistema tendió a operar simbólicamente a través de el Acto de Homenaje que consistía en arrodillarse frente al señor y expresar una suerte de plegaria manifestando en ella su deseo de recibir la protección del señor; el acto de fe, juramento de fidelidad ante las Sagradas Escrituras; todo era sellado con el Acto de la Investidura, en el cual el señor investía a su nuevo vasallo, donándole un puñado de tierra u otro objeto que representara la tierra enfeudada. Este nuevo orden de cosas implicó la transformación de las estructuras económicas, políticas y sociales en Europa:

Características Económicas

En materia económica se consolida un sistema autárquico en virtud del cual cada feudo constituye una realidad económica

autónoma e independiente La base económica del feudalismo era la Villa su número variaba y dependía de la extensión del

feudo.

Características Políticas

El poder real se ve reducido frente a los señores, quienes acrecentaban sus atribuciones asumiendo la facultad de

legislar, administrar justicia, acuñar monedas, percibir impuestos, dirigir sus propias fuerzas militares. En este

contexto, se desarrolló una relativa estabilidad política, en la cual se ofrecieron ciertas condiciones de seguridad y paz

Características Sociales

La masa campesina estaba compuesta por los Villanos quienes eran hombres libres, sometidos a un señor. Por otra parte

estaban los Siervos de la Gleba, quienes estaban adscritos a la tierra y prestaban servicios totales al señor. La nobleza estaba

constituida por el Rey, los señores, los vasallos y los caballeros, estos títulos eran de carácter hereditario y se dedicaban

especialmente a la actividad bélica. Una de sus acciones más comunes eran las huestes o cabalgadas, consistían en el asalto

de los dominios de un señor por otro señor, para la obtención de un botín y la captura del propietario para el cobro del

rescate El clero durante esta época jugó un importante rol pacificador. Surgieron movimientos como la Paz de Dios y la

Tregua de Dios, que implicaban el amparo en las iglesias y monasterios de los débiles y desarmados y la detención de la

guerra durante las fiestas y ceremonias religiosas. Las relaciones de vasallaje se fueron haciendo más complicadas, pues un señor podía ser, a su vez, vasallo de otro señor más poderoso, y un mismo vasallo podía tener varios señores, lo que hacía difícil el prestar fidelidad a todos, siendo frecuentes los enfrentamientos entre señores y vasallos.

El comercio y las ciudades en la Baja Edad Media

La Ciudad Medieval tiene orígenes diversos; antiguas ciudades romanas con desarrollo de la actividad mercantil e industrial (Pavía, París); Otras nacieron en sectores aledaños a los monasterios (Malinas, Saint Omer); Algunas surgieron alrededor de

castillos (Gantes) y otras para servir de refugio (Venecia). A finales de la baja edad media estas ciudades van sufrir transformaciones debido principalmente al desarrollo del comercio y a la disminución de la guerra. El dinamismo de la actividad comercial tiene su génesis en las Cruzadas (guerras que emprendieron los católicos para liberar los santos sepulcros en manos de Turcos musulmanes), ya que estas introdujeron en Europa nuevos productos y permitieron la

activación de las ciudades italianas, las cuales, estratégicamente ubicadas, intercambiaron grandes flujos de productos con oriente, los que posteriormente comercializaban en toda Europa Occidental. Del mismo modo, el auge comercial obligó

a muchos señores feudales a colocar ferias en sus dominios, lo que produjo la instalación paulatina de población en esos sectores. En un comienzo las ciudades pertenecieron al señor, pero será a partir del siglo XI que, muchas de ellas, pasaron a la tutela real, con lo cual el rey comenzó a acumular riquezas provenientes de los impuestos, disminuyendo el poder de los señores. El comercio se desarrolló en dos áreas. Por Europa meridional a través del Mar Mediterráneo que se convirtió en la principal vía de intercambio para las ciudades localizadas del norte de Italia como Venecia, Génova, Pisa, Nápoles, Florencia, Milán,

Parma y Palermo. En la Europa Septentrional o el área nórdica, en donde se desarrolló un flujo que se extendía desde el norte de Francia e Inglaterra hasta el mar Báltico. Con el tiempo esta área pasó a convertirse en la Liga Hanseática donde destacaron las ciudades de Brujas, Gante, Colonia, Hamburgo, Bremen, Londres, París, Lübeck, Magdeburgo, etc. En medio de ambas zonas se desarrollaron las urbes de Lyón, Estrasburgo, Nuremberg, Basilea, Augsburg, Lagres, Bar, Troyes, Provins. Además surgieron nuevos métodos comerciales como la moneda y el crédito que flexibilizaron las relaciones comerciales. También se desarrolló una nueva red de caminos, que abandonó el estilo empedrado por vías de tierra. El comercio marítimo era más rápido y se vio favorecido por el uso de la brújula, el astrolabio y por el perfeccionamiento de las construcciones navales, donde destaca la galera, apta para la guerra y el comercio. En este nuevo hábitat urbano, las diferenciaciones sociales se estructuraron en torno a la posesión de riqueza. Los grupos privilegiados estaban compuestos por la nobleza urbana, propietaria de gran parte del suelo urbano y de los campos aledaños a la ciudad, estos grupos desarrollaron el oficio militar y ocuparon los cargos de gobierno. A partir de siglo XI emergen con fuerza los artesanos quienes se organizaron por oficios, desarrollaron paulatinamente un corporativismo formando gremios de acuerdo a la actividad realizada. Estas corporaciones realizaban una producción de calidad y tendieron a estructurarse en jerarquías de Maestros, Oficiales y Aprendices. El grupo más representativo de estas nuevas ciudades eran los Burgueses, quienes van a pasar del último escalafón de la sociedad feudal a puestos de privilegio en el nuevo contexto comercial de fines de la Edad Media.

Los Burgueses se dedicaban al comercio, reciben su nombre por que habitaban los Burgos, emplazamientos aledaños a los feudos, pero que con el esplendor del comercio

con oriente se van a convertir en el eje dinámico de las nuevas ciudades. Son estos burgueses los que a la postre se van a constituir en el nuevo eje social, político y cultural de la nueva época que se avecina. En este nuevo contexto urbano los nuevos sistemas de relaciones económicas, ya no basadas en la tierra sino en el comercio, van a ir estructurando lo que posteriormente va a ser el Capitalismo. Los orígenes del capitalismo hay que buscarlos en el renacer de las ciudades. Dos van a ser los principales promotores del capitalismo por un lado el comercio (que a su vez favoreció la industria y las finanzas) y por otro el Burgués, quién será el típico representante de este sistema económico. Movidos por una nueva moral que no tendrá reparos en fijar al afán de lucro como su principal objetivo, los burgueses organizaran un sistema en donde la acumulación de capital y la inversión serán determinantes. La nueva economía impulsará la creación de la banca, que se transformó en el gran financista de las transacciones que comenzaron a operar, se abrieron sucursales por toda Europa y se crearon nuevas formas de pago como la letra de cambio. Además nacieron otras herramientas que dinamizaron la actividad económica entre los que se cuentan los depósitos en dinero y el crédito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario